miércoles, 28 de mayo de 2014

ORIGEN DE LA NOVELA VALPARAISO

Los dos últimos textos que he subido están absolutamente encadenados. Más que otros, en la secuencia editorial. En el fondo, la investigación del imaginario local es la que determina el modo como se organiza la programación. Si hablo de la palabra en el sentido como lo plantea Amereida es para que se entienda  por qué hicimos la exposición sobre los 60 años de la Ciudad Abierta.  Luego, si menciono el trabajo de Rodolfo Andaur es para seguir la pista de la pampa como un espacio surcado por la palabra capital. Pero más que eso, la palabra escrita en la pampa remite a una obra del historiador Sergio González, en la que recolecta una gran cantidad de impresos y autógrafos  encontrados en el desierto, por efecto de la des/constitución del habitar en la oficinas salitreras. Lo que queda es palabra impresa, o palabra escrita. 

Aparte de los clásicos que ya conocemos, no hay una gran narrativa que ponga en escena a Valparaíso. !Hablo de una gran narrativa contemporánea! En verdad, la gran narrativa está en las dos películas a las que he recurrido de manera canónica. En ellas estaba toda la “literatura” que hacía falta. Pero hoy, incluso, ese imaginario prolongado ha sido sustituido por otras palabras, que no provienen tampoco de la “literatura”, sino de algunas prácticas  discursivas. Es decir, la gran novela porteña se localiza en la literariedad de las ciencias humanas. Ellos son los verdaderos novelistas. Incluso, para ser novelista hay que someterse a la retórica de las ciencias de la institucionalización performativa de los discursos. 

En estos últimos días hemos trabajado con Pablo Aravena (Perseo ediciones) en la edición de un libro que reúne textos de un conjunto de autores que escriben desde y sobre la catástrofe del 12 de abril. Reunimos, entonces, a los verdaderos novelistas porteños. Entendamos: novelistas del origen, en el sentido más freudiano “que hay”. Es decir, origen de la novela Valparaíso, como una ficción significante. El título del libro es Memorias de la ceniza y entrará a la imprenta en los próximos días. 

Si se quiere, la edición de este libro es como la anticipación del guión de la exposición COLOSAL, que tendrá lugar en el PCdV durante el mes de julio. El tema es la anticipación  del pasado que no cesa.  Y lo que no cesa de redoblar su eco es el texto de Chris Marker. De nuevo, citado como un conjuro que me debe ayudar a atravesar el desierto. Por eso lo repito como si fuese un ritornello guattariano.  

Un niño en la oscuridad es cogido por el miedo y mientras camina a tientas se recompone entonando una canción. Va caminando y de súbito se detiene. Se refugia como puede y logra retomar la orientación gracias a la repetición de un fragmento. Silba una melodía reparatoria para recuperar la estabilidad y conjurar el caos que lo amenaza. 

He pensado en el sonoro de la tiza en las pizarras de mis amigos de la Escuela de Arquitectura (PUCV). El sonido que produce el trazo de la tiza sobre la pizarra es análogo a la sonoridad del hilo de Ariadna. Por eso ponemos la radio mientras trabajamos. Eso me permite organizar el espacio y marcar el territorio de lo posible, desde el aquí y ahora en la producción textual de la programática del Parque. 

Me anticipo y pongo en relevancia una observación que obtengo del texto de Andrea Avendaño (arteeducadora) para Memorias de la ceniza,  en  que nos hace el relato de la visita que hace algunos años realizó la artista  Claudia del Río a Valparaíso,   trayendo desde Argentina sus pizarras del Club del Dibujo para compartir relatos visuales con los niños del Cerro La Cruz. Los niños  contaban sus historias, las dibujaban, las borraban y las volvían a dibujar, marcados por la sonoridad filial del trazo. Los niños construían el desapego como condición mínima para recuperar la distancia entre Lugar e Historia.  


Memorias de la ceniza tiene como propósito realizar un acto análogo al de los dibujos de Claudia del Río y de los niños, porque  reconstruyen  los fragmentos imaginarios  de la ciudad por venir, invocada a marcar su viabilidad en la sonoridad anticipativa del trazado. 

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