martes, 30 de diciembre de 2014

DE COMO SE TRABAJA LA PRODUCCIÓN PROGRAMÁTICA DEL PCdV

Un empleador no descalifica en público a un empleado.  Este es un principio de respeto en un régimen laboral, digamos, normal. Sin embargo,  un miembro del directorio del PCdV ha  declarado a través de las redes sociales que  mi trabajo curatorial está definido por la arbitrariedad. El ha sostenido que designo a los invitados a las exposiciones, “a dedo”. 

Esta aseveración carece de fundamento y me veo en la obligación de responder, precisando cuáles son las apuestas metodológicas que definen mi trabajo curatorial,   proporcionando de paso un ejemplo más del hostigamiento sistemático de que he sido objeto desde hace más de seis meses.  La mejor respuesta es demostrar la validez de un procedimiento que consiste en “leer” la coyuntura plástica y sus implicancias estructurales en la región, las que a su vez conducen a formular los ejes en función de los cuáles son sistematizados  los elementos que son tomados en cuenta para sostener una decisión.

Desde hace unos meses hemos estado trabajando en la programación de la Bienal del Fin del Mundo, que será inaugurada el 31 de enero del 2015. Esta bienal contempla una exposición de artistas internacionales y  la producción de dos residencias.  En la muestra participan artistas italianos, españoles, finlandeses, argentinos, chilenos, por nombrar a algunos. Esto quiere decir que hay otras en sala y obras de proceso. Estás últimas son las llamadas “residencias” y obedecen al fortalecimiento local de dos iniciativas: la primera es la recuperación de una práctica distintiva de la cultura popular porteña y la segunda implica el reconocimiento de prácticas de arte contemporáneo en los límites del campo plástico y en los límites geográficos de la región de Valparaíso.

Lo que acabo de señalar son los dos criterios que justifican la selección de artistas y eliminan la “práctica del dedo”. Lo que se escoge es una práctica que se pone de manifiesto de manera específica, en función del análisis que hemos hecho desde el PCdV sobre las relaciones entre arte contemporáneo y ritos sociales. 

Enseguida, están los artistas chilenos invitados a la muestra. El criterio ha sido la replica del que ya ha sido empleado en las exposiciones anteriores, tales como Objetual, Pintura Latente I y Pintura II,  Marco Hughes, Hugo Rivera Scott, Francisco Rivera Scott, por nombrar algunos.  Este criterio ha satisfecho la necesidad de fortalecer la escena plástica local, no solo produciendo la visibilidad de obras significativas para la constitución de su campo, sino también estableciendo nuevas condiciones de circulación fuera del ámbito local.

En el caso de la Bienal del Fin del Mundo, el PCdV ha acogido esta iniciativa de proyección internacional porque ha considerado que es una excelente ocasión, por un lado,  para “tensar” las relaciones de la escena porteña con la escena internacional, y por otro lado, para colaborar en la “producción de archivo” del arte local.

De este modo, paso a describir el conjunto de la propuesta:

1.- Popular Cuisine: esta es una residencia que contempla dos talleres y un conversatorio. En esto consiste la obra: el producir un determinado nivel de “lenguajería” desde una experiencia específica de cocina popular porteña.  El primer taller es para profesionales y se organiza en conjunto con la Escuela de Gastronomía de un instituto de formación profesional. El segundo taller tendrá lugar en la cocina del PCdV y será para vecinos, en un número a escoger por los mismos chefs del grupo, entre la comunidad de vecinos que se han hecho un nombre en la cocina hogareña. En ambos talleres participará Mario Luzzitelli, que es el chef italiano (romano) invitado. En cuanto al encuentro (conversatorio), esta será una actividad que tendrá lugar en la biblioteca del Parque. Los chefs chilenos que han hecho de la investigación de cocina hogareña porteña su eje de trabajo son Ritta Lara, Christian Castro, Ursula Franco y Cristián Alvarez.

2.- Artistas de Rapa NUI: esta es  una residencia que consiste en la presencia de un equipo de artistas  de Isla de Pascua y cuyo trabajo consistirá en la producción de un ejemplar especial del periódico El correo del MOAI. Hay que entender que esta es una expansión de los límites del arte contemporáneo en la región de Valparaíso.  La acción específica consistirá en la edición y producción de este soporte, que recoge narrativas fragmentarias de la isla.   Se trata de  una iniciativa que tendrá una  duración de  una semana, por lo menos, y los artistas editores montarán este diario en Valparaíso, con todo lo que esto significa en el abordaje de  la compleja relación isla/continente. De este modo, la presencia de este diario será el specimen mismo, del que se contempla imprimir varios miles de ejemplares.

3.- Iván Cabezón  es un escultor local que hace clases desde hace muchos años en la Escuela Municipal de Bellas Artes de la calle Camila (Cerro La Loma) y es un "héroe local" de la escultura. El propósito de su presencia en esta muestra es fortalecer la percepción de una vida dedicada a la docencia bajo condiciones de fragilidad institucional, interviniendo directamente en el destino de jóvenes que han pasado por la escuela y han experimentado un cierto tipo de existencia comunitaria, en los márgenes de la oficialidad del arte local.  Además de ser un reconocimiento a la escena local, él es uno de los que organizará la acogida de un  escultor italiano que estará presente en la Bienal, junto con la comunidad de la escuela.  La presencia  de Iván Cabezón en esta Bienal consistirá en una selección de piezas que irá en sala.

4.- Sandra Vásquez de la Horra es una artista chilena que realizó parte de su formación en la Escuel Municipal de Bellas Artes y que hoy día ocupa un sitial de renombre  en  Berlin, donde reside.  Podemos decir que es la artista de Valparaíso de mayor reconocimiento en la escena internacional. Con dos datos basta para demostrarlo: ha sido parte del envío chileno a la Beinal de Sao Paulo y su obra ha sido objeto de publicaciones eruditas en la editorial Hadje-Kantz, la principal casa de ediciones alemana.


La presencia de la obra de Sandra Vásquez nos ha permitido plantear la inclusión de dos artistas, Bruna Solari y Gustavo Alvarado, cuyas obras han sido de una pulcritud extrema y que forman parte de lo denominaremos “inconsciente pictórico porteño”,  rigurosa y severamente anclado en una tradición que ha sido sistemáticamente omitida.   

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