viernes, 26 de diciembre de 2014

LA PUERTA CHICA

En Escenografía de un cuadro olvidé a sabiendas un elemento crucial en el análisis de a puertecita que se ubica en la zona inferior derecha. Mencioné el rol de los umbrales y de las zonas de paso, pero no quise todavía insistir en el hecho de que la forma del artista se localizaba, justamente, en esa zona. Es decir, que la puertecita es la verdadera firma del autor, que resuelve fabricar un hueco para entrar al PCdV por la puerta chica.

Imaginen ustedes todo lo que se puede asociar mediante el uso de esta frase: “ingresó al PCdV por el chico”.  Literalmente, fue un acto de violación anal, del cual su autor hace ostentación. En sentido estricto,  la imposición de esta exposición fue un acto de violación simbólica que no tiene precedentes. !Pongan atención a todo lo que se puede leer en los detalles de una pintura!

No cabe duda que la fabricación del hueco supuso concebir la exposición como una extensión de un encuentro sobre género. O bien, el encuentro sobre género y política fue la hipótesis para la fabricación del hueco. La política palaciega hizo del género una excusa para que un artista ilustrara la dimensión de su impostura.

Podríamos haber pensado que una cierta teoría del género era un hueco en la política; pero eso hubiese sido  demasiado esperar. No les dio a los organizadores para alcanzar semejante propósito. La excusa estaba tan mal fundada que el encuentro significó  un gran desencuentro, con la venida especial de una ministra de Estado a participar en una sesión que no tuvo lugar.

Lo que sorprende es la facilidad con que  la Producción del “paquete expositivo” logra comprometer a servicios del Estado y a organismos de acreditación de iniciativas de innovación de la gestión cultural para montar un fraude.  !Por favor! Explíquenme en que, esta exposición es un ejemplo de innovación? ¿Acaso la innovación está en la producción de superchería de la gestión?

Habría que pedir cuentas a dichas entidades sobre su falta de prolijidad, que  los hace garantes de una operación de comunicaciones, en provecho de la promoción de un artista que goza del reconocimiento de una clase política local que a través de su gesto expone la magnitud de su propia ignorancia, en cuestiones (graves) de arte contemporáneo, dando “una señal muy potente” -como suele decir- acerca de cómo vendrán las cosas en el PCdV.

¿Querrá decir que “la señal potente” está asociada directamente a la práctica de “entrar por la puerta chica”? ¿Acaso esta política cultural es  deudora simbólica  de un modelo de  sodomízación implícito? En el catálogo de una exposición sobre políticas de la diferencia me he referido a este modelo como significante de la relación política. De hecho, mi hipótesis consiste en que el modelo de las relaciones políticas está sobredeterminado por el fantasma de la sodomía. De hecho, es usual escuchar que para a ir a hablar con tales o cuáles hay que ponerse “calzones de lata”.


La “puerta chica” en el cuadro de referencia representa  el lugar de mayor fragilidad del discurso político,  que es por donde “lo hacen hablar a uno” mientras escucha los “cantos de (la) sirena”. 

1 comentario:

  1. Sr. Mellado, una pregunta: ¿cuáles cree que serían los efectos analíticos al ver en la pintura en cuestión en vez de al fantasma de Allende una remisión a Usted? No quisiera estar de acuerdo que fuese entonces de una consistencia tipo "flatus vocis", pero es que al lado de la cerda, el olor a pescado y la puerta anal, ese espectro parece más bien un peo atravesado.

    Gracias por sus análisis. Que no se comenten siempre no significa que no se le lea.

    ResponderEliminar